26/6/09

Para dejarla, necesité, desde luego, mucha locura y un carácter frío. De todos modos, he defendido mi alma tan bien, que, si viniera mañana la muerte a buscarme, nunca llegaría a estar, estoy seguro, tan frío, ruin y grosero como los otros.
La suya era una pena profunda, más auténtica porque se tiene la costumbre de exagerarla. No se atreve a comprender, a admitirla. Es un poco humillante, pero aun así, es pena sin duda; no es orgullo... solamente la pena de verdad del corazón y no queda más remedio que reconocer que todo eso no existe en el interior; que para el placer de sentir pena, estoy seco.

22/6/09




Quería dejarme tirado en plena noche y lo antes posible. Cosa normal. De tanto verte expulsado así, a la noche, acabas por fuerza en alguna parte. Es el consuelo. A fuerza de verse echado a la calle en todas partes, seguro que se acaba descubriendo lo que da tanto miedo a todos, a todos esos cabrones, y que debe encontrarse al final de la noche. Por eso, justamente, no van ellos hasta el fin.

13/6/09

Los amores contrariados por la miseria y la distancia son como los amores de marinero, son irrefutables y logrados. Cuando no se tiene ocasión de verse con frecuencia, no se puede regañar y eso es ya una gran ventaja. Como la vida no es sino un delirio atestado de mentiras, cuanto más lejos estás, más mentiras puedes añadir y más contento estás entonces, es lógico y normal. La verdad no hay quien la trague.