7/7/09

La llevaba dentro. No hay traje, ni lentejuelas, ni luz, ni sonrisas que valgan para engañarla. Los encuentra donde se escondan —a los suyos—; se divierte haciéndolos cantar simplemente, en espera de su turno. Eso la despierta, la mece, la excita, a la Miseria.
El amor es ella, la Miseria, y nada más que ella; ella siempre, que viene a mentir en nuestra boca, mierda pura, y se acabó. Está en todas partes, la muy puta, no hay que despertarla, la miseria propia, ni en broma. No entiende las bromas. ¡Ja!

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