Me parece haber llegado al momento, a la edad talvez, en que se sabe perfectamente lo que se pierde cada hora que pasa. Sin embargo, no se ha adquirido la sabiduría necesaria para pararse en seco en el camino del tiempo; si se detuviera uno, no se sabría qué hacer tampoco, sin esa locura por avanzar que embarga y que se admira durante toda la juventud.
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