Como no tenía un centavo de euro para pagar el servicio de televisión o un librito que leer, no me quedaba más que esperar la noche cuando venía, medio a rescatarme medio a hundirme, la ya famosa Tanja con sus historias, las cuales tenían el perfecto papel de tratamiento porque: 1) debía concentrarme primero en su voz y el efecto de grifo abierto (así salían sus palabras; no como melodiosas cataratas en un paraje paradisíaco, ni tampoco como un tortuoso goteo insoportable en el lavabo del baño; sino más bien como un constante sonido —ruido no era tampoco— de un grifo abierto) para así olvidar el dolor del brazo especialmente y la súper incomodidad del aparataje que tenía que llevar y como éste —el brazo claro— ya con todo el equipo y la inmovilidad que tenía era coronado por ese pinche conector (parecido a esos antiguos aparatitos donde se podía enchufar más de dos cosas a la vez, o como los “corta-picos” actuales, pero más actuales son los conectores de USB) que servía de fuente inagotable, no tanto claro, de sangre para exámenes y pruebitas pendejas, o para entrada de medicinas en estado líquido, o infusiones —léase sueros— o para que mismo no mueva el brazo y los tendones en mal funcionamiento no se muevan y se relajen o qué sé yo. En fin, venía la chica a contar las historias del colegio o de los amigos o de las fiestas...sí, entonces el efecto era el de eliminar con su voz el malestar, y para eliminar el efecto del grifo, pues pensaba en muchas cosas que quería hacer o debía hacer luego de salir del hospital. Sin embargo, casi no vinieron esos recuerdos en formas de nubes gordas y negras y bien cargadas que amenazan tormenta porque además de la medicina y el tratamiento “Tanja”, pues estoy tomando desde hace un buen rato la droga que vende el dealer de Tokio ya no nos quiere y creo que eso ha sido muy recomendable en casos extremos; pues a veces, me olvido de que existís vosotros y no sé que hacer cuando leo algunos mails bastante raros de personas que dicen querer saber cómo va la cosa conmigo o similares, pero les respondo de la manera más amable, quién sabe, talvez sí son amigos pero si no son, y solamente desean espiar como va mi vida y qué hago...
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