16/9/08

VII

*Flash informativo - Flash informativo- Flash informativo - Flash informativo - Flash informa*


“Si estando en la carretera oyes un beep beep,
ten la seguridad que NO se trata de míp,
y si el fiero coyote (no coyote si no carretera congelada) te quiere comer,
pues no le des chance güey…”

 Así es, no le des chance a que te coman los demás o el mismo destino. A lo que viene tan insolente introducción al informe es por lo que viví, y casi no, en la última semana: Al salir para el trabajo de madrugada, noté cierto capa de agua congelada sobre la calle que me dije que debería tener cuidado al conducir hasta la famosa fábrica; quién sabe si tan temprano ya los buenos elementos del cuidado de carreteras, esparcieron las piedritas para no derrapar que se acostumbra a echar en los meses invernales por estas tierras norteñas, o por lo menos la famosa sal en grano para derretir la nieve o el agua congelada. Que tanto daño causa a los coches por lo de la corrosión y otras cosas.
Pues no. Definitivamente no echaron nada porque, como me enteré más tarde, les cogió de sorpresa y tan solo a las 8 de la mañana empezaron con el arduo trabajito en Ulm y alrededores – incluida las carreteras – pero ya el número de golpeados, caídos en combate, magullados, choques de un auto contra otro, viejas con brazos rotos, etc. había aumentado gravemente hasta aquella hora de aquella bendita mañana.
 
“Pon segunda en esta curva porque ya el coche patinó en la anterior y bájale a la velocidad por si acaso... Aquí parece que está bien, dale nomás, como si tienes llantas de invierno no pasa es nada ... Pero si voy muy lento voy a atrasarme, mejor piso el acelerador y pongo la radio para sentirme bien chévere ... no mejor el CD nuevo de Mad ... ?? ...!!! *&$#??’¿ ...”= Black out total. (lo siento no encontré los símbolos de sapitos y culebras).
 
Dicen algunos esotéricos que cuando ya estás cerca de la muerte, miras la luz al final del túnel, sientes una calidez que te envuelve todito, una paz y una tranquilidad tan inmensas, etc. todo eso, chicos, es pura mentira, clarito: pura mentira. Y otros que dicen que si la vida pasa como una película (en mi caso sería más bien un largo, largometraje de docu-ficción; no por los años tengo – como algunos piensan – sino por las muchísimas experiencias que he vivido, buenas malas intensas dolorosas extrañas; y al fin y al cabo: “... la vida es sueño / y los sueños, sueños son”. Lo que sí aseguro es que algo así como 21 gramos (si no comprenden esto pues les recomiendo mirar la película del mismo título; muy buena) salen de tu cuerpo, todo se vuelve silencio, ya ni se escucha a Madonna cantando Hung up, y te ves desde el exterior como en cámara lenta – slow(ly) motion para los entendidos – y todo adquiere un cierto matiz de sueño y realidad.
Traté de controlar el coche, casi lo logré, pero lo fatal fue la frenada primera (como comprenderán, mi viejo y querido Opel Astra no tiene Sistema ABS – si no saben que es esto, pregunten a los novios con coche o en su defecto a las novias con coche o si mismo no, pregunten a un distribuidor autorizado, giles) y todo empezó como en la montaña rusa pero de lado a lado y no de arriba hacia abajo; los 150 km/h que llevaba fueron fatales (dicen los técnicos que tan solo se necesita 50km/h para matarse en un choque frontal) pero también pura adrenalina, de lado a lado, luego giros totales y para finalizar la presentación 2 vueltitas de “Belén, campanas de Belén, que los ángeles tocan, qué nuevas me traéis ...”. de verdad que el Astra no tenía ruedas sino patines de cuchilla. Y lo mejor fue que a nadie le pasó nada, por suerte nadie iba por la autopista en ese momento; pienso que lo más estúpido es morirse en accidente de tránsito y peor si uno no tiene la culpa y viene un infeliz que te choca o que quiere suicidarse y al final el muerto es otro y no aquel cabrón.
Ya a un lado de la carretera, y con los pies, patines y llantas bien firmes sobre la tierra, por suerte. Empecé a reírme de lo mejor y con muchas ganas –ese fue mi post shock– y luego quería marcar el 911, jajá, para llamar a ADAC que es lo compañía que se encarga en estos casos de recoger los restos del  coche y que por suerte estoy asegurado con ellos. Como no funcionó el 911 llamé al servicio de mi compañía de teléfono (Vodafone) para que me comunicaran; me conectaron con ADAC y luego con la policía y la cruz roja. Un tiempo más tarde, “vi las luces que a lo lejos van marcando mi camino” o por lo menos que marcaron el tremendo derrape. Llegaron juntitos los miserables y las preguntas de siempre que me evitaron los buenos paramédicos y me embarcaron en la ambulancia (hacía años, desde Yugoslavia, que no me subía a uno esos y peor en estado horizontal iluminado con linternita y cablecitos en mi pechito y toda la vaina esa que se ven en las series de TV.
Ya en el hospital me pidieron los datos, la tarjeta del seguro médico, me llevaron a un consultorio de emergencias y ahí esperé hasta que el bueno del doctor venga, me revise y de la orden para las tomografías, ni siquiera solo radiografías, y dos veces entré en esa mañana gris en esa como cápsula criogénica para “un chequeo exhaustivo” del paciente número ??????-? y me condujeron finalmente a una habitación con 3 camitas calentitas, me acosté, me cubrieron, me taladraron el dorso de la mano con esa maldita aguja para colocar 2 ó más sondas a la vez y me dieron 2 pastillitas tranquilizantes y dormí hasta la madrugada; por supuesto que llamé antes de despedirme del mundo y sus horrores mercantiles de estas fechas tan cristianas al trabajo para decir que estaba en el hospital y que no me esperen hasta nueva orden médica.
Y parece que no es todavía época de fuertes accidentes ya que estaba en la sala de cuidados intensivos pero en el ala de observación (tan solo 2 corredores me separaron de los que estarían en coma, enfermos terminales, etc.) y por suerte las 2 restantes camas permanecieron vacías hasta que salí de allí. Lo gracioso fue que había una chica recién graduada del colegio que hacía su año de servicio social civil (las mujeres no deben hacer el servicio militar pero si lo desean pueden hacerlo desde este año –es un voluntariado y no ganan más que 100 euros por mes para transporte, la alimentación les dan ahí mismo–; pero cuando están de servicio trabajan hasta 12 horas por día, 5 días a la semana; duro). Bueno, se llamaba o se llama Tanja (recuerden que la “j” en Tedesco suena como “y” en Spanish) y tenía justo esa semana el turno de la noche hasta el domingo; así que me acompañaba las más horas y hablaba sin parar hasta que yo le interrumpía. La primera pregunta fue si no quieres que llame a alguien para avisarle que estás aquí, a lo cual respondí que ya había llamado al trabajo por la mañana y que así estaba bien y no tenía apuro para que alguien me viniese a visitar. Pero insistió y me quiso prestar el celular, a lo cual iba a responder, en mi mejor performance, qué parte de “no tengo o no quiero llamar a nadie no entendiste? o quieres que te dibuje?” pero me contuve porque me dio la impresión que lo hacía por buena. Después me contaba desde cuando está en ese hospital, que las viejas enfermeras le aburren (y claro: de qué pueden hablar una jovencita con un grupo de viejas gruñonas que hacen su trabajo y solo quieren terminar su turno y salir a casa? Nada en común). Solo me llamó mi mejor estudiante que se llama Vito y un poco cabreado porque no llegué a clases ese viernes, le dije que no pude y me disculpe. Yo sé que él pasó muy malas experiencia en los hospitales; me contó que cuando él huyó con su padre de Polonia y llegaron a Alemania, tuvo que esperar 3 años para ver a su madre y hermano que se quedaron allá; con los meses, Vito se fue al internado para continuar su escuela y el papá se quedó en otra ciudad por el trabajo, conoció a otra mujer y vivían juntos. Cuando llegó la madre se encontró que la familia estaba dispersa, el marido tenía otra, y solo le quedó chupar y chupar porque ella odiaba a los alemanes por toda la historia de la segunda guerra y porque otra vez Alemania le robaba a sus seres queridos y se murió, ya alcohólica, en un hospital por épocas navideñas para joderla más; entonces comprendo porque Vito no tiene ningún contacto con su padre y hermano y odia la Navidad.
Y sigue Tanja: me hizo compañía y cuando murió, me refiero a la batería del celular, me dijo que lo iba a recargar pero le pedí que no, que así estaba bien, y me trajo un librote para leer donde un enemigo de nosotros, o sea de mis “nosotros” narra la historia de 2 ángeles que caen del cielo y no sé qué otras cosas porque no leí todo, y con esto y lo otro el “Tiempo perdido” que estoy, ahora sí, perdiendo no se deja leer y no creo que termine en este año, mierda. Bueno, bueno, no tengo nada, talvez les interesa saber o talvez no, da igual, sigo escribiendo los informes o quizás se generan automáticamente y periódicamente y yo ya no existo. Sí no tengo nada, nada de nada excepto golpecitos y morados por algunos lugares y un par magulladuras en la ceja y en el pómulo que ya sanarán sin mayor cuidado pero con paciencia.
Yo tenía otra idea para el Informe pero está también creo que es graciosa; finalmente un buen año para todos, cuídense mucho, no manejen muy rápido y pasen muy bien en las fiestas, por lo menos en Quito acaba una y empieza otra, y concreten sus proyectos para el futuro.
Un saludo y felicitación pública, primero a Paúl por su graduación, y al otro Negro por el lanzamiento del C que ya era hora y ojalá venda muchos ejemplares para que reúna dinero y le soborne a Julio Pazos y le deje graduar.
Gran final: para el próximo número viene un concurso con premio en metálico que será enviado por Western Union al ganador, alistarse y a ver si le entran, es un poco complicado pero con ayuda de la Internet todo se puede, casi todo.
Un beso, un abrazo,
Juan Carlos.


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